Toda desobediencia a Dios es Pecado. Adán y Eva no robaron, ni mataron, ni cometieron ninguna de las escandalosas faltas que a nuestros ojos son hoy la justa definición de pecado; no, no lo hicieron, ellos sólo desobedecieron al comer el fruto de un árbol que el Soberano Señor les ordenó no comer, y ese “simple” hecho cambió TODA la historia.