Consecuencias del llamado del Señor aprendidas de la conversión de Saulo (2/2)

El llamado del Señor es inapelable. En la pasada entrega pudimos conocer en detalle las características del divino llamado partiendo del que recibiera Saulo de Tarso, quien luego llegara a ser conocido como el apóstol Pablo. Pudimos entender que el llamado de Dios no depende de méritos humanos, pues Saulo era un perseguidor de la iglesia, un enemigo de Dios y aun así la gracia de Dios le alcanzó. En el día de hoy podremos profundizar en la elección de Dios y los resultados del llamado divino. Cuando el Señor encomienda a Ananías el asistir a Saulo en su conversión y este muestra dudas sobre esta misión, el Señor le revela Su propósito al rescatar a Saulo y comisionarlo al ministerio. Las palabras del Señor no pueden ser más elocuentes...

Características del llamado del Señor aprendidas de la conversión de Saulo (1/2)

Antes de las persecuciones de Saulo de Tarso, la iglesia se encontraba concentrada en Jerusalén. Los Apóstoles, los recién nombrados Diáconos, las Mujeres, y todas las expresiones del ministerio estaban dedicadas a la atención de los creyentes que habitaban Jerusalén, y la comunidad alrededor de estos. Si bien es cierto que los de “el Camino” habían pasado de ser unos 120 a varios miles, su campo de influencia era muy reducido desde el punto de vista geográfico, y en tales condiciones no podían cumplir por completo el vasto y majestuoso llamado de Cristo: alcanzar “lo último de la Tierra” con el testimonio de Él, haciendo a las naciones discípulas de sus enseñanzas.