¡Feliz día, madres (cotidianas)!

“«Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos pescados; pero ¿qué es esto para tantos?».”
‭‭Juan‬ ‭6:9‬ ‭NBLA‬‬

Nunca la función de ser madres había sido tan poco valorada y apreciada como hoy.

El discurso popular procura endulzar a la mujer no sólo con el apreciar más su figura y deseos pero también luchar (literalmente) por un espacio, por una oportunidad, y por superioridad (todo lo anterior con y contra el hombre). Esto llevado a su extrema y lógica conclusión hace que la mujer no aprecie ni valore la condición de ser madre, considerando incluso un derecho el destruir el fruto de su vientre cuando este atenta contra su estabilidad personal (cualquiera que sea la definición que ella considere de esta).

La idea es luchar por relevancia, por fama y por fortuna, por ser superiores, por marcar tendencia.

En Cristo las cosas no funcionan así. En Cristo, las ideas de sacrificio, entrega, servicio y humildad son la manera de manifestar el amor a Dios por amar al prójimo como a uno mismo, y sin duda no hay un mejor escenario donde manifestar este amor que en la relación madre-hijo.

Ser madre es priorizar a otros, es servir con todas las dificultades que esto implica: a veces se sufre, a veces se goza, pero si se vive con el objetivo en mente entonces todo se disfruta. ¡Gloria a Dios por ustedes, madres cotidianas!

Ser madre es dejar de ser protagonista para tomar un rol secundario. En la historia de la alimentación de los cinco mil, la gloria y el protagonismo es de quien debe, de Cristo. El “muchacho” no tiene nombre en la historia, y la madre que le preparó el suculento almuerzo ni aún se considera, pero sin su trabajo y dedicación la historia habría sido otra.

Mujeres que gozan del privilegio de ser madres, disfruten del gozo de ser las madres cotidianas, las que cuidan y crían en amor y por amor, para gloria de Dios.

Mientras muchos te enseñan a servir a Dios en las cosas grandes, y otros en honrarle en múltiples cosas pequeñas, quiero retarnos a servir al Señor en todas las cosas.

¡Soli Deo Gloria!

Vladimir

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